Cap. 9, sección I, 9: 1-9

En última instancia todo el mundo tiene que recordar la Voluntad de Dios porque, en última instancia, todo el mundo tiene que reconocerse a sí mismo. Este reconocimiento es el reconocimiento de que su voluntad y la de Dios son una. En presencia de la verdad, no hay descreídos ni sacrificios. En la seguridad de la realidad, el miedo no tiene absolutamente ningún sentido. Negar lo que simplemente es, tan sólo puede dar la impresión de que es temible. El miedo no puede ser real sin una causa, y Dios es la única Causa. Dios es Amor y Él es ciertamente lo que tú deseas. Ésa es tu voluntad. Pide esto y se te concederá, porque estarás pidiendo únicamente lo que ya te pertenece.

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